viernes, 23 de junio de 2017


LAS ALFOMBRAS DE FLORES (INFIORATAS) EN LA OROTAVA,
LAS GUERRAS NAPOLEÓNICAS Y LA RESTAURACIÓN.

El origen de las alfombras de flores artísticas, para celebrar la octava (luego infraoctava) del Corpus Christi en La Orotava, es claramente italiano, consistiendo la primera de ellas en un dibujo geométrico de estilo italiano barroco.
  

Esta costumbre de realizar tapices artísticos con flores, que La Orotava implantó en 1847, nació en Roma en la primera mitad del siglo XVII como una expresión de la llamada fiesta de las flores. Se cree que la tradición de la creación de imágenes usando flores surgió en la basílica de El Vaticano en junio de 1625, con motivo de la fiesta de los santos Pedro y Pablo, patronos de Roma, pero desaparecería en Roma ciudad al final del siglo XVII. Sería luego adoptada en Gerano (en la provincia de Roma) y en la ubicación de los Castelli Romani (concretamente en Genzano, en las afueras de Roma), probablemente debido a los estrechos vínculos de estas zonas con los responsables de las fiestas barrocas en Roma. Además, en esta región de los Castelli Romani se encontraba la residencia de verano del Papa.
Sólo existen referencias de la existencia de dicha costumbre a comienzos del siglo XIX en estas dos localidades de los Estados Pontificios: Gerano y Genzanoambas en la provincia de Roma-Región de Lacio- Estados Pontificios. Ahí parece estar por tanto el origen de la costumbre, en Los Estados Pontificios, aunque otros lugares pudieron servir de "puente" para posteriores divulgaciones a lo largo del siglo XIX, como se verá más adelante.
Una cronología resumida del origen y una primera expansión  hasta el año 1800 de las “infioratas” sería la siguiente:
-   Primera mitad del siglo XVII: Primera exhibición floral en la fiesta del Corpus Christi en el área de Colli Albali, en la ciudad de ROMA
-   1743-1760: Primera exhibición floral (o infiorata) en la fiesta del Corpus Christi en la localidad de GERANO, provincia de Roma, región de Lacio (en aquella época dentro de los Estados Pontificios). Según sus organizadores es la infiorata más antigua de Italia. La tradición en esta localidad sostiene que la costumbre la trajo el sacerdote geranés Giuseppe Lelli, arquéologo y amante del arte, que frecuentaba mucho El Vaticano.
-   1778: Primera exhibición floral en la fiesta del Corpus Christi en la localidad de GENZANO, provincia de Roma, región de Lacio (en aquella época perteneciente a los Estados Pontificios). 



A partir de entonces tienen lugar las guerras napoleónicas (1803-1814) y, tras las mismas, la costumbre se difundió rápidamente a otras localidades de los Estados Pontificios y a otros lugares del mundo. Pero, ¿cuáles fueron las causas y a qué lugares pudo llegar primero?

El final del siglo XVIII fue un periodo de reformas políticas, económicas, intelectuales y culturales. Tuvo lugar la Ilustración, en cuyo ideario la libertad del individuo y la nación se imponen contra el privilegio y las costumbres. En lo que se refiere a la celebración del Corpus Christi, ésta había llegado a su máximo esplendor a finales del siglo XVIII, conservando hasta entonces la mayoría de las manifestaciones heredadas de la Edad Media. Pero con la Ilustración empezó a cambiar esta situación, al ponerse en tela de juicio el valor didáctico-religioso de varios de sus actos y figuras. En Francia, por ejemplo, una de las primeras tarascas que desapareció fue la de San Lupo, al prohibirse su figura indecente en 1728. Las mismas ideas también se van difundiendo por España, siendo cada vez más los eclesiásticos que no estaban de acuerdo con estas manifestaciones. La mejor prueba la tenemos en una Real Cédula de Carlos III en 1777, en la cual el monarca ordena que en adelante quedaban prohibidos los disciplinantes, empalados y otros espectáculos en las procesiones de Semana Santa, Cruz de Mayo, Rogativas y otras; los bailes en las Iglesias, sus Atrios y Cementerios; .... Se discutió si se incluían o no las figuras, en particular la tarasca (figura de serpiente monstruosa), por lo que hubo que dictar otra real cédula en julio de 1780, en la que consta expresamente la prohibición de las danzas y gigantes en iglesias, procesiones y demás funciones eclesiásticas, ordenando que cesen tales prácticas. La procesión del Corpus Christi fue entonces perdiendo su antigua importancia, convirtiéndose en una de tantas.

El siglo XIX viene marcado por la crisis del Antiguo Régimen y el triple proceso revolucionario de la revolución liberal, la revolución industrial y la revolución burguesa. La reacción a dichas revoluciones fue La Restauración, que intentó restablecer en la medida de lo posible la situación anterior, potenciando de nuevo las costumbres conservadoras y en especial las religiosas. Ello supuso un gran esfuerzo de las monarquías europeas para defender sus tronos, legitimando la tradición y la alianza entre Trono y Altar, derecho divino de los reyes, en contraposición a los principios revolucionarios que ponían en la voluntad general del pueblo el origen de la soberanía. En la época de la Restauración algunas de las viejas manifestaciones gremiales volvieron a resurgir, llegando hasta nuestros días, y se incorporaron otras nuevas más acordes a las nuevas sensibilidades. En este último grupo se encontrarían las alfombras de flores. Por otro lado, el Romanticismo fue una reacción contra el espíritu racional y crítico de la Ilustración y del Clasicismo. Los románticos amaban la naturaleza frente a la civilización como símbolo de todo lo verdadero y genuino. Los años de 1820 a 1850 son los de mayor plenitud de la expresión romántica en la pintura. En el terreno de la Botánica, el final del siglo XVIII y comienzos del XIX, fueron la época de las grandes expediciones al Nuevo Mundo y a territorios poco conocidos, incrementándose notablemente la cantidad de ejemplares en los herbarios europeos. La botánica de los territorios exóticos estaba de moda. Fruto de esta visión mundial y de los viajes del naturalista y geógrafo Alexander von Humboldt (1769-1859) es el nacimiento en 1805 de una nueva ciencia: la fitogeografía o geobotánica. 
Las alfombras de flores respondían a estas nuevas sensibilidades, que vendrían a dar un nuevo brillo a la procesión religiosa, con una manifestación artística tan actual en aquel entonces, a la vez ilustrada, conservadora, botánica y romántica, como son los tapices florales.

Las guerras napoleónicas, o más bien sus consecuencias, pudieron ser el revulsivo que propiciara que la costumbre se difundiera a otros lugares. El espíritu revolucionario que se extendió por Italia, y que supuso movimientos de personas y de ejércitos de otros países católicos -que acudieron a defender a los Estados Pontificios- y, por otro lado, la Restauración, fueron algunas de las consecuencias de dichas guerras. La Restauración se caracterizó por una aguda reacción conservadora y el restablecimiento de la Iglesia católica como poder político en Francia y en otros países que habían sido enemigos de Napoleón (Austria, Prusia, España, Nápoles,...), que se propusieron  cooperar para contrarrestar las ideas liberales revolucionarias.
La invasión napoleónica de Italia en 1797 no se detuvo ante las puertas de Roma: un año después las tropas francesas entraban en la ciudad. Unidos a los franceses, los revolucionarios italianos exigieron del Papa la renuncia a su soberanía temporal. El 7 de marzo de 1798 se declaró la República Romana y el Papa fue apresado y deportado a Francia. Napoleón Bonaparte quiso regularizar más tarde las relaciones con la Iglesia, lo que quedó plasmado en el Concordato que Francia y la Santa Sede firmaron en 1801. El Papa Pío VII regresó a Roma, de donde retornó a París para coronar emperador a Napoleón en 1804. Pero pronto el Papa supuso un estorbo en los planes del emperador, quien en 1809 se adueñó de los Estados Pontificios, los incorporó al Imperio francés y retuvo a Pío VII como prisionero en Savona. Tras las derrotas de Napoleón, el Papa pudo retomar sus posesiones en 1814 y, en el Congreso de Viena de 1815, se reconoció la pervivencia de los Estados Pontificios dentro del nuevo orden europeo, aunque con una ligera merma territorial.

En 1810, el Primer Imperio francés alcanzó su máxima extensión. Además del Imperio francés, y de sus antiguos enemigos Prusia y Austria, Napoleón controlaba los siguientes territorios: La Confederación Helvética; la Confederación del Rin (donde estaba incluido, entre muchos otros, el Ducado de Baden, que luego se citará en relación con las “infioratas”); el Gran Ducado de Varsovia, que también se citará; el pequeño Reino de Italia (este reino fue disuelto tras la abdicación de Napoleón en 1814); el Reino de España (España retornó luego a ser gobernada por los Borbón); el Reino de Westfalia ; el Reino de Nápoles (pasaría luego en 1816 a ser el Reino de las Dos Sicilias, que además incorporaba Sicilia, siendo a partir de entonces gobernado por los Borbón-Dos Sicilias); el Principado de Lucca y Piombino (como luego se citará, pasará en 1815 a ser el Ducado de Lucca, gobernado por los Borbón-Parma).
  Tras la expulsión de Napoleón Bonaparte en 1814, los aliados restauraron a la Casa de Borbón en el trono francés. El periodo que sobrevino, como se ha indicado, se denominó de La Restauración. Pero los gobiernos franceses posteriores debieron aceptar algunas realidades surgidas con la Revolución Francesa, como la monarquía constitucional, el parlamentarismo, la redistribución de la tierra realizada durante las convulsiones de fin del siglo XVIII y la desaparición de los antiguos gremios artesanales. La Restauración se caracterizó por la preponderancia en la Europa continental de las potencias de la Santa Alianza (Imperio de Austria, Reino de Prusia e Imperio ruso) y el denominado sistema Metternich de relaciones internacionales; mientras que el Reino Unido se convertía en la potencia dominante en el mundo económico y en las rutas oceánicas, gracias a su ventaja decisiva en la revolución industrial y el dominio de los mares. La Revolución Francesa y las Guerras Napoleónicas habían esparcido, entre 1789 y 1815, el liberalismo político, el nacionalismo e incluso los inicios del socialismo por prácticamente toda Europa. Los monarcas europeos percibieron estos movimientos como una amenaza a sus tronos. En respuesta, intentaron asentar su legitimidad monárquica en la defensa del Antiguo Régimen.
En España tras la guerra de la independencia española (1808-1814), y la consiguiente salida de los franceses en 1813, se restauró la monarquía borbónica. Es de la línea española (Borbón-Anjou) desde donde se desprenden las líneas de los Borbón gobernantes del Reino de las Dos Sicilias (Borbón-Dos Sicilias), del Ducado de Parma (Borbón-Parma), del Ducado de Lucca (Borbón-Parma) y del Gran Ducado de Luxemburgo (Borbón-Nassau). Esta coincidencia de distintas ramas de los Borbón, a los que se añadían los Borbón franceses, reinando en diferentes reinos y ducados, además aliados con otros países católicos y monárquicos, aumentaba las relaciones entre ellos y también con los Estados Pontificios, sede central de la Iglesia Católica, que se vería reforzada en la Restauración.
Los primeros lugares en implantar la costumbre de las alfombras de flores fuera de los Estados Pontificios siguen esta lógica y se enmarcan dentro de un renovado esfuerzo por hacer resurgir ciertos ritos religiosos o costumbres conservadoras, que habían decaído como consecuencia de los citados cambios revolucionarios y liberales en toda Europa, y como reacción al afán de los franceses de prohibirlas durante las invasiones napoleónicas.
A partir de 1814, la costumbre de las “infioratas” se difunde - como ya se ha apuntado - dentro y más allá de las fronteras de los Estados Pontificios según la siguiente cronología no exhaustiva:

-   1815: Primera fiesta floral en BOLSENA, pequeña localidad al borde del lago de origen volcánico de Bolsena, en la provincia de Viterba (región de Lacio), y perteneciente también en aquella época a los Estados Pontificios. En la octava de la fiesta del Corpus Christi la solemne procesión pasó en aquel primer año por encima de un camino alfombrado con flores, que sirvió como recurso para contrastar la intención de prohibirla por parte de los franceses que dominaban la zona.

 1814-1815: Spycimierz, a 3 km de Uniejow, en aquella época dentro del Ducado de Varsovia (1807-1815), en la actual Polonia. Se implantó la tradición recién terminadas las guerras napoleónicas.

-1820-1871: Vila do Conde (en las afueras de Oporto, Portugal), donde se celebra actualmente cada cuatro años (este año 2017 toca). Un historiador italiano, Francesco Dionisi, en 1976 escribió un artículo en el periódico italiano “La Squilla” que creía que la costumbre allí había sido tomada en 1820 por el embajador portugués en Roma Pedro de Melo Breyner (1751-1830), que la había visto en Genzano. El año de 1871 es el primero en que es organizada por el Ayuntamiento de Vila do Conde. Desde Portugal la costumbre se extendió a Brasil, que es actualmente el segundo país en la costumbre de alfombrar sus calles, tras Italia, aunque hoy en día ya no son realizadas con flores sino con serrín. En algunas fuentes brasileñas apuntan a las islas Azores (islas de las flores) como el origen de la costumbre portuguesa, pero sin más justificación. Brasil se independizó en 1823 luego quizás se podría pensar por ello que ya existían en Portugal antes de esa fecha, aunque por desgracia parece ser que no ha quedado ningún rastro documental fiable y concluyente. 

 
Pedro de Melo Breyner

-   1824Un autor italiano anónimo, seguramente oriundo de Genzano, escribe la "Historia del origen dell'Infiorata". El manuscrito, que se conserva en la "Biblioteca Nazionale Centrale" de Roma, es la evidencia más antigua y fiable de la historia de las infioratas.
-   1826: Primera infiorata de Corpus Christi en CANNARA, localidad de la Provincia de Perusa-Perugía (región de Umbría, perteneciente a los Estados Pontificios), a los pies de Asís.
- 1831: Primera alfombra de flores de Corpus Christi en SPELLO, localidad de la Provincia de Perusa-Perugia (región de Umbría, perteneciente a los Estados Pontificios).
- 1842: Hüfingen- en el Gran Ducado de Baden en aquella época (que fue Estado independiente entre 1806 y 1918, aunque a partir de 1815 perteneció a la Confederación Germánica) – pequeña localidad junto al bosque de Selva Negra, en el sur de la actual Alemania. Franz Xaver Reich (1815-1881), un alemán escultor originario de Hüfingen, en 1842-1843 fue becado para estudiar en Roma por el noble austriaco Karl Egon II (1796-1854), último Príncipe de Fürstenberg, y pudo ver la costumbre de alfombra de flores en Genzano. Aunque las fuentes también citan - de forma curiosamente contradictoria - que pudo tomarla de la zona de Torre del Greco, concretamente de Portici y Resina (actual Erculano, en las afueras de Nápoles y a los pies del volcán Vesubio). La costumbre en Hüfingen también incluye los altares al paso de procesión, lo cual es una característica de la celebración del Corpus Christi del área napolitana (Los Cuatro Altares). 


 Frank Xavier Reich

1844: Camaiore – Ducado de Lucca en aquella época – en la actual región de La Toscana – Italia. Con motivo de la presencia ese año en las fiestas del Corpus Christi del Duque Carlos Luis de Borbón-Parma (que fue Duque de Lucca de 1824 a 1847) se organizaron alfombras de flores en el suelo para embellecer el recorrido de la procesión. Esta costumbre se modificó, tras la salida en 1859 de los Borbones de los ducados de Lucca y del de Parma, y las alfombras de flores se sustituyen con el paso de los años por diseños realizados con madera tintada de distintos colores (serrín). Cerca de Camaiore, y también dentro de lo que fue el Ducado de Lucca, se encuentra Turritecava-Gallicano, localidad en el cauce del río Serchio que se enorgullece de ser la única del valle de Serchio en mantener hasta hoy en día la antigua costumbre de las alfombras de flores.
- 1845: El festival de flores de GENZANO se interrumpe hasta 1864. También se interrumpió de 1909 a 1922, de 1932 a 1934 y de 1940 a 1945.

 Por tanto, en 1845, justo cuando se va a implantar en La Orotava, la costumbre ya existía, al menos, en varios lugares de Los Estados Pontificios, en el Ducado de Varsovia, en el Ducado de Baden y en el Ducado de Lucca. Y es posible que en algunas localidades de Portugal y de Brasil. También está pendiente de dilucidar si se había adoptado ya (también tras las guerras napoleónicas) de alguna manera en la zona de Torre del Greco-Portici-Resina, en las afueras de Nápoles.

Es razonable afirmar que sólo podía implantarse en lugares con gran abundancia de flores silvestres (cerca de lagos, ríos o en zonas con gran riqueza hidrológica), puesto que las grandes cantidades demandadas para las efímeras alfombras de flores no podrían ser únicamente suministradas desde jardines particulares y, en esa época, aún no existían ni la floricultura industrial ni por supuesto los viveros comerciales de flores.

Junto a Nápoles - en la zona de Resina, actual Erculano - y a Torre del Greco, ambas a los pies del volcán Vesubio, se encontraba el que se considera el primer parque temático del mundo: Parque Villa Favorita, construido por Leopoldo de Borbón en 1823. Un verdadero "parque de diversión" abierto al público durante los meses de verano y en días festivos, muy exclusivo y para uso de las altas clases aristócratas, diplomáticas y militares de los citados países europeos aliados. El puerto costero de Torre del Greco servía como lugar de escala para los desplazamientos en barco de los viajeros que se desplazaran por ejemplo a Roma y al Vaticano.
  
Parque Villa Favorita

El parque fue abandonado tras la salida de los Borbones y la unificación de Italia. Sería interesante averiguar, si es que ello es posible, si las alfombras de flores formaron parte de esas atracciones, en este caso religiosas, ofrecidas a un público ilustrado, a semejanza de las que se realizaban en los Estados Pontificios. No hay que olvidar que la tradición del supuesto origen de las alfombras de flores apunta, tanto en La Orotava como en Hüfingen,  a estas localidades de Torre del Greco y Erculano, limítrofes entre sí. Por otro lado los protagonistas en traerlas a La Orotava (Agustín del Castillo) y a Hüfingen (Franz Xavier Reich), ambos con biografías bien conocidas, pudieron perfectamente tomar la costumbre de Genzano, pues ambos visitaron o vivieron en Roma. Franz Xavier Reich incluso se sabe que estuvo dos años estudiando con una beca en dicha ciudad.
Pero tanto en la localidad de Torre del Greco como en la limítrofe ciudad de Nápoles el Corpus Christi se celebraba en el siglo XIX con otro ritual: el de las “Cuarenta Horas”. El papa Clemente VIII había formalizado el rito de las “Cuarenta Horas” en 1592 para celebrar el centenario del descubrimiento de América por Cristóbal Colón. Durante la exposición de las cuarenta horas, el tiempo que tardó desde su muerte Jesucristo en resucitar, se imparte a los fieles la bendición eucarística desde cuatro puntos diferentes de la ciudad, para simbolizar los cuatro continentes conocidos. La iniciativa del rito “Cuarenta Horas” fue particularmente apreciada por los gobernantes españoles y napolitanos que comenzaron a repetirla todos los años, de manera que, cuando los Borbones conquistaron Nápoles, continuaron manteniendo la tradición. El escritor francés Sthendhal , encontrándose en Nápoles en 1824 , fue testigo de la celebración y, en éxtasis, lo describió en un pasaje de la novela "El Rojo y el Negro".

En Torre del Greco evolucionó entre 1810 a 1814 a un particular “Festival de los Cuatro Altares” o “La Octava”, en el octavo día  de la celebración del Corpus Christi. Durante las festividades de Torre de El Greco, en cuatro lugares específicos del corazón de la ciudad, se disponían gigantescos paneles pintados con representaciones de imágenes sagradas, adornados además con arreglos florales llamados "altares". En algunas fuentes se sugiere que se realizaban pequeñas alfombras de flores, pero en el interior de los templos, no en las calles. Las cuatro posiciones quedaban expuestas durante tres días y, a la media noche del tercer día, los mejores fogoneros llevaban a cabo desde la torre los tradicionales “fuegos artificiales sobre el mar", iluminando el frente marítimo con un maravilloso espectáculo pirotécnico. 

Es probable que Genzano haya sido en la primera mitad del siglo XIX el escaparate principal de la costumbre, dada la mayor envergadura y repercusión internacional de la tradición en este lugar, además de ser limítrofe a la residencia de verano del Papa. Allí se pudieron perfectamente inspirar los diferentes personajes que divulgaron la costumbre fuera de Los Estados Pontificios, como herramienta para potenciar la celebración del Corpus Christi. Pero si fue Genzano, tuvo que ser antes de 1845, pues el festival de infiorata de Genzano se interrumpió de 1845 a 1864.

El historiador italiano Francesco Dionisi era de la misma opinión, y en 1976 publicó en el periódico local “La Squilla” que “Nel 1847 Donna Maria Teresa di Monteverde y Bethencourt e Donna Leonor Pilar Monteverde y Castillo fecero a La Orotava, nell’isola di Tenerife la prima “ ALFOMBRAS DE FLORES “ o tappeto floreale davanti al loro palazzo in occasione dell’Ottava del Corpus Domini : l’iniziativa ebbe successo e le “ alfombras de flores ” si svilupparono sempre di più, tanto che le Infiorate di La Orotava, di origine nobile, sono divenute le più artistiche e le più belle del mondo (las más artísticas y bellas del mundo).
“Da La Orotava, che probabilmente ispirò le Infiorate di Genzano (La Orotava, que probablemente se inspiró en las alfombras de flores de Genzano), l’usanza si diffuse in altre città delle Canarie, quali Las Palmas de Canaria, Arucas, Mazo, El Paso, Laguna e Tacoronte. Nel 1906, il Re di Spagna Alfonso XIII ammirò l’Infiorata di La Orotava e ne rimase così entusiasta che invitò gli artisti Orotavensi a recarsi a Madrid per comporvi un’Alfombra de Flores in Plaza de Toros. Successivamente altre città Spagnole seguirono l’esempio: tra le quali Puenteares, Sitges , Moià, Argentona, San Justo Desvern, Bueu, Valencia e Lerida”.

- 1844-1847.- LA OROTAVA - ISLAS CANARIAS. 
Se utilizaron pétalos de rosas, geranios y otras flores de diversos tonos. En los años posteriores la costumbre fue rápidamente aumentando en participación y en espectacularidad. Prácticamente no se ha interrumpido desde el año de su creación, salvo en 1891 que se suspendieron debido a un brote de viruela, y en 1897 por las obras en la Iglesia de La Concepción. Es EL PRIMER LUGAR DE ESPAÑA en adoptar la costumbre, según puede demostrarse documentalmente.
Leonor del Castillo Betancourt (nacida en el año 1800) fue la que tomó la iniciativa de realizar frente a su casa las primera alfombra de flores de La Orotava (realmente la casa solariega de su marido y primo: la Casa de Monteverde), junto con su cuñada María del Carmen Monteverde y Betancourt y al menos dos de sus cinco hijos apellidados Monteverde y del Castillo. Con ello intentaba hacer resurgir la celebración con alguna pompa de la Octava del Corpus Christi, que se hallaba muy decaída por aquellos años. La decadencia venía fraguándose desde finales del siglo XVIII, debido - como ya se explicó - a las ideas modernizadoras de la Ilustración, pero en  los años anteriores a 1844 habían ocurrido otros acontecimientos que perjudicaron aún más a este tipo de celebraciones religiosas: la revolución liberal había supuesto la supresión de los vínculos, mayorazgos y señoríos, siendo la época del fin del Antiguo Régimen. En él se había sustentado la vieja aristocracia, de donde provenían los patronos y benefactores de los templos y conventos. Había surgido una nueva burguesía agraria y comercial, tras las desamortizaciones de los bienes eclesiásticos y de las tierras comunales o de baldíos. Si bien es cierto que, en el caso singular de La Orotava, algunos aristócratas supieron reciclarse y reconvertirse en burguesía agraria, adquiriendo muchas tierras y bienes desamortizados.
Además, en Tenerife hubo una profunda crisis económica desde 1814 a 1840 pues la viticultura sufrió la competencia de los caldos portugueses. A partir de 1850 se implantó masivamente el cultivo de la cochinilla, que trajo una nueva etapa de prosperidad económica (1850-1880). Las cepas de viñedos fueron sustituidas por las nopaleras (tuneras) para la producción de cochinilla.
Como apunté en otro artículo en este mismo rotativo el año pasado, es en Agustín del Castillo y Betancourt (1805-1870), IV Conde de la Vega Grande, gran viajero y hermano de Leonor del Castillo, en quien podrían perfectamente coincidir las cualidades personales y circunstanciales para haber descubierto -solo o acompañado de algún familiar- y tomado buena nota de la existencia, oportunidad, características y diseño de las alfombras de flores o infioratas italianas para incorporarlas – a través de su hermana Leonor - a la celebración del Corpus Christi en La Orotava. Aunque sus raíces paternas son gran canarias, las maternas son oriundas principalmente del norte de Tenerife (apellido Betancourt, o Bèthencourt en su grafía original normanda).
La educación de Agustín del Castillo y Betancourt fue muy esmerada, como la de todos los miembros de la familia Betancourt y Molina. Sus abuelos Agustín de Bèthencourt-Castro y Jacques-de-Mesa (1720-1795) y Leonor de Molina y Briones (1732-1808) sobresalieron por su esmerada educación y tuvieron una preocupación casi obsesiva por la de sus hijos, que complementaba a la que recibían de los frailes de Santo Domingo y a la que recibieron de los agustinos, franciscanos y jesuitas del Colegio de San Luis, hasta 1767. Agustín de Bèthencourt-Castro fue presidente de la Real Sociedad de Amigos del País de Tenerife y participó en la famosa Tertulia de Nava. Leonor de Molina, hija del marqués de Villafuerte, fue una mujer inquieta y preocupada de dotar a sus hijos de una completa formación. Tuvo una intervención crucial para el desarrollo intelectual de sus once hijos. Una prueba de dicha educación exquisita fue la irrepetible figura y proyección internacional de su hijo el insigne ingeniero Agustín de Betancourt y Molina (1758-1824), que destacó extraordinariamente en su época. Otra hija, María del Carmen, inventó junto a su hermano Agustín una máquina de tejer, un telar mecánico, escribiendo las primeras memorias científicas firmadas por una mujer en Canarias. Otro de los hijos, María del Pilar (1768-1850), madre de Agustín del Castillo, debió también trasladar a sus tres hijos estas mismas inquietudes intelectuales y culturales.
El francés Sabino Berthelot, en su primera estancia en Tenerife (1820-1830), abrió en La Orotava en 1824 el primer colegio particular de Canarias, que pudiera servir de escalón entre la enseñanza elemental y los cursos científicos de la Universidad de San Fernando en La Laguna. Este liceo, regido por un francés sospechoso de ideas subversivas, en esta época en que el gobierno absoluto recobraba el poder y las autoridades reales frenan todo intento renovador, no inspiraba suficiente confianza a las autoridades y éstas encontraron razones morales y religiosas para pedir y obtener su clausura.
Pues bien, uno de los lugares que Sabino Berthelot destaca en las memorias de su primera estancia, por la gran profusión y belleza de sus flores (“Miscellanées Canariennes”, Tomo I de la Historia Natural de las Islas Canarias, publicadas en París en 1839), es La Rambla de Castro. Según él mismo indica, la Rambla pertenecía a la familia de los Bèthencourt-Castro, es decir, a la familia Betancourt y Molina que nos ocupa, y la describe de la siguiente manera: “Esta encantadora propiedad está situada cerca del mar, en la parte baja de Los Realejos. El propietario le saca un asombroso producto a este terreno en pendiente y cortado por barranquillos. Me gusta vagar por sus senderos serpenteantes cubiertos por una espléndida vegetación, escuchar el rumor de la espumosa cascada que se precipita entre las rocas para después discurrir sosegadamente sobre un SUELO ESMALTADO DE FLORES. Las viñas hacen gala de sus dorados racimos y las huertas, de los más hermosos frutos. Contemplando la Rambla de Castro no parece que en ella haya intervenido la mano del hombre: es como si aquí se hubiesen creado los jardines de Armida…”. La familia Béthencourt-Castro tenía por tanto a su alcance extensas propiedades de donde disponer de gran número de flores, que crecían junto a las zonas de regadío, embelleciendo las fincas y sus caminos, así como para ornamento de las casas, y que con toda probabilidad pudieron ser utilizadas en las primeras alfombras de flores del Corpus Christi de La Orotava. A la Rambla de Castro se sumaba la propiedad de la finca Jardín o Zamora en El Realejo Bajo (de 65 fanegadas de nopales, papas y millo de riego y de secano, trigo y chicharros de secano, cebada, pastos y eriales), y otras, al ser de los principales propietarios de tierras tanto en El Realejo Bajo como en el Alto. La propia Leonor del Castillo Betancourt,  figura en 1849 entre los diez primeros contribuyentes o propietarios de fincas e inmuebles de La Orotava (véase “Repartimiento de la contribución territorial para 1849. Archivo municipal de La Orotava”).  
Hay que tener en cuenta que tanto Agustín del Castillo como otros parientes suyos tenían relaciones en la Corte de España y de otros países.  Así por ejemplo, su primo José Joaquín de Monteverde y Betancourthermano del marido de Leonor del Castillo, fue Guardia de Corps desde 1833 del rey de España Fernando VII y de María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. Un hijo de José Joaquín, Tomás de Monteverde, fue Comisionado de sus majestades para diversos encargos: al emperador de Alemania, al emperador de Austria, al Príncipe de Siam,…
Otros parientes cercanos a Leonor del Castillo que se movieron durante esos años por las cortes de los países que habían participado en el Congreso de Viena de 1815 fueron:
- Agustín de Monteverde y Betancourt (1797-1875), que se traslada a Rusia para estudiar ingeniería. Allí se encontraba su tío Agustín de Betancourt y Molina. Desde 1845 dirige las obras de los ingenieros militares de San Petersburgo y llegó a ser General de los Ejércitos Imperiales del Zar. Dos de sus hijos, Pedro y Agustín, fueron también militares del ejército ruso. El primero fue Capitán de Húsares y el segundo fue Teniente del Segundo Regimiento de la Guardia Imperial, y participaron ambos en la campaña de Polonia.
Manuel de Monteverde y Betancourt (1798-1868).- Dados los avatares políticos por los que pasaba España, fue enviado a estudiar a la Universidad de La Habana. Ya de vuelta a España, fue Mariscal de Campo en 1851, Gentilhombre de Cámara de su Majestad, diputado a Cortes, Presidente de la Comisión encargada de rectificar los límites fronterizos entre España y Francia, Comendador de la Legión de Honor Francesa, etc,…
- Agustín de Betancourt y Molina (1758-1824), el insigne e internacional ingeniero tinerfeño, tío de Leonor del Castillo, fue extraordinariamente bien recibido en noviembre de 1807, en su primer viaje a Rusia, por la familia imperial rusa. Entre sus miembros estaba Isabel Alexevna de Baden, ya Emperatriz, conocida - antes de su matrimonio con el emperador Alejandro I - como Princesa de Baden. Una carta de 1809 de Sebastián Lugo-Viña y Massieu cuenta que "bailó con la Emperatriz, en un baile de etiqueta, que llaman allí y otras honras que suelen hacer los Príncipes del Norte a los viajeros ilustres"... Por otro lado, Agustín tuvo estrechos vínculos con Alejandro F. de Württemberg, duque de Wüttermberg, hijo de los Príncipes de Wüttemberg y hermano de María, que llegó a ser emperatriz de Rusia al casarse con Pablo I.

Tras La Orotava, la costumbre continuó expandiéndose a otros lugares por todo el mundo, hasta existir en la actualidad en 35 países, habiendo sido registrados 1.017 poblaciones en las cuales se realizan actualmente infioratas de algún tipo.
Según investigaciones recientes, expuestas el año pasado (abril de 2016) en la Conferencia Internacional de Infioritalia en Unijow-Polonia, el 63% de las alfombras devocionales y artísticas realizadas en el mundo se hacen con el uso de flores, le siguen un 31% con el uso de serrín, virutas o arena coloreadas y sólo el 6% mediante la combinación de flores con serrín/aserrín y otros materiales. A continuación se presenta una relación, no exhaustiva, de muchos de estos lugares:
- 1857: Ponteareas – Pontevedra – Galicia - España. 
- 1868: Vegueta- Las Palmas de Gran Canaria . El año de 1868 es reconocido por el reputado historiador gran canario Néstor Álamo como la fecha de la primera alfombra documentada en Las Palmas, a iniciativa de Juan del Castillo Westerling (1831-1900), sobrino de Leonor (e hijo de Agustín del Castillo), que tenía ya por aquel entonces 37 años. La fecha de 1868 es a todas luces lógica y razonable, puesto que Juan del Castillo en 1844-1847 era aún un niño y tenía aún por delante sus años de estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, recibiendo lecciones de su director Federico Madrazo (1815-1894). 

 Juan del Castillo Westerling

 - Entre 1870 y 1900: Arucas – Gran Canaria – Islas Canarias.
1877: Arundel - West Sussex - Inglaterra
1887: Sitges - Cataluña.
- 1897: Tacoronte. La familia Machado las organizó en Tacoronte ese año, habiéndose suspendido en La Orotava por causa de obras en La Iglesia de La Concepción de dicha villa.
1883: Genazzano (a 60 Km del sudoeste de la ciudad de Roma) – Provincia de Roma – Región de Lacio - Italia. 
- 1907: San Cristóbal de La Laguna. El año anterior una delegación de La Orotava se había desplazado a Madrid para confeccionar una alfombra de flores para la Casa Real, con motivo de la boda del rey Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg. Un par de meses antes, Alfonso XIII había visitado Tenerife - dentro de su viaje a varias de las Islas Canarias -, pudiendo contemplar las calles de La Orotava alfombradas en su honor. Al año siguiente comenzó la tradición en La Laguna, seguramente más conscientes del mérito y belleza de la costumbre.
Y a lo largo del resto del siglo XX y siglo XXI, se continuará extendiendo a otras localidades, entre ellas: 1930 Fucecchio – Florencia- Italia, cerca de Camaiore.; 1940-1950 Taggia, pueblo cercano a San Remo en la Liguria – Italia; 1943 Huamantla, Tlaxcala  México; 1943 Tarento, ubicada a 20 kilómetros al norte de Pittsburg, Pennsylvania- EE.UU;  1956 Comayagua-Honduras; 1963 Ouro Preto, en el estado de Minas Gerais – Brasil; 1964: Elche de la Sierra, provincia de Albacete; 1965 Città della Pieve (localidad cercana a Bolsena), provincia de Perugia, región de Umbría, perteneciente a los Estados Pontificios;  1965 Geispolsheim, región francesa de Alsacia, localidad cerca de Estrasburgo – Francia; 1971 Grand Place – Bruselas – Bélgica; 1974 Borraga, provincia de Albacete; 1974 Almonacid de Zorita, provincia de Guadalajara; 1979 Noto – Sicilia – Italia;  1979 Funchal - Madeira – Portugal; 1984 Casanova de Carinola. provincia de Caserta, región de Campania – Italia; 1989 Carrión de Los Condes – Palencia;  1992: Gambatesa – provincia de Campobasso – región de Molise – Italia; 1994 Ciudad Real, región de Castilla-La Mancha;  1995 Cusano Mutri , provincia de Benevento – región de Campania (cuya capital es Nápoles) - Italia.; 1996 Casatori – San Valentino Torio – Salerno – Italia; 2001 Harumi, Tokio – Japón; 2004 Ranzi–Pietra Ligure (provincia de Savona, región de Liguria) - Italia.;  2005 Torre del Greco (Festival de las Flores de Santa María La Bruna) - Ciudad Metropolitana de Nápoles – región de Campania – Italia; 2006: San’Agnello – Sorrento – Ciudad Metropolitana de Nápoles - región de Campania (cuya capital es Nápoles) – Italia; 2012 Sant’Angelo de Mondragone – provincia de Caserta, región de Campania (cuya capital es Nápoles) – Italia, etc,…


LAS ALFOMBRAS DE FLORES (INFIORATAS) EN LA OROTAVA, LAS GUERRAS NAPOLEÓNICAS Y LA RESTAURACIÓN. El origen de las alfombras de flores...